lunes, 26 de febrero de 2018

Las Trabajadoras del Fórmula 1 (y el abolicionismo)

Hace algunas semanas me enteré de que a partir de esta temporada en las carreras de Fórmula 1 ya no existirán las "azafatas" o "grid girls" que usualmente se ocupan de acompañar a los corredores, entregar trofeos y realizar otras actividades ceremoniales de las competiciones. En ese mismo instante también me enteré de que prácticamente todas las trabajadoras de dicho gremio están en contra de la medida, dado que perdieron una fuente de ingresos que consideran perfectamente digna. Los argumentos para acabar con este trabajo se centran principalmente en la idea de que cosifica a la mujer, es denigrante y culturalmente transmite un mensaje de misoginia a la sociedad. Estos argumentos contrastan con las opiniones de las trabajadoras, que no consideran haber sido cosificadas ni denigradas nunca. Acá tenemos un problema: Si unos dicen que eran cosificadas y otros dicen que no, evidentemente alguien no entendió lo que significa cosificar.

Según nuestra fuente inagotable de conocimiento, Wikipedia, la cosificación sexual ocurre cuando "se ve a una persona como un objeto sexual dado que se han separado sus atributos sexuales y la belleza física del resto de la personalidad y existencia como un individuo, y los han reducido a instrumentos de placer por otra persona." Bueno, veamos... ¿las trabajadoras eran contratadas únicamente debido a sus atributos sexuales y su belleza física? ✓ ¿Su trabajo consiste únicamente en ser el instrumento de placer (visual, en este caso) de otras personas? ✓. Por lo tanto, evidentemente estamos ante un caso de cosificación sexual. Punto para los organizadores de Fórmula 1. 

Sin embargo, a pesar de que las Trabajadoras de Fórmula 1 eran cosificadas sexualmente, quizás haya algo más para decir. Ellas no solo estaban siendo cosificadas, estaban siendo cosificadas con su pleno consentimiento y a cambio de una suma de dinero. Quizás por eso no se sentían denigradas en su trabajo a pesar de ser cosificadas. Eran cosificadas voluntariamente. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Siempre está mal cosificar?

Esta pregunta no está bien definida; no queremos hablar de si algo está "bien" o "mal". Lo que nos estamos preguntando es: ¿Es la cosificación sexual una práctica que promueve valores negativos en la sociedad, como la misoginia? ¿Es una práctica que coarte en algún sentido los derechos de la persona cosificada?

Para que vean que preguntar si algo "está mal" no tiene sentido pensemos un segundo en este ejemplo: ¿Siempre está mal hacerle daño a otra persona?

Deténgase un segundo a pensar la respuesta... dale, espero... ¿listo? Bueno, ahí vamos:

Si tu respuesta fue un rotundo "Si. Siempre" entonces deberíamos prohibir dicha actividad en todas sus formas, porque siempre está mal. Y como deberíamos prohibirla en todas sus formas, deberíamos, por ejemplo, prohibir el BDSM (abreviación de Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo para los despistados). ¿Se entiende el problema? Si nos ponemos todos de acuerdo y decidimos que hacerle daño a otras personas siempre está mal estamos determinando que la gente que se hace daño de forma consensuada como práctica sexual está haciendo las cosas mal. 

Si dos personas se ponen de acuerdo en que una va a lastimar a la otra no está ni bien ni mal. Es un hecho neutro. Aquí "neutro" significa que no es un hecho que caiga dentro del reino de la ética: no podemos meternos y opinar.

Como ya dije, la discusión interesante no es si algo está bien o mal. Lo interesante es pensar en las causas y consecuencias de esa práctica y sentarnos a discutir si es algo que queremos o no para nuestra sociedad. Me imagino que un hipotético lector podría decir "Bueno, pero el BDSM existe porque vivimos en una sociedad capitalista de amos y esclavos. Cuando alcancemos el socialismo, nadie va a obtener placer del sometimiento o la humillación así que bien podríamos considerar que los que disfrutan el BDSM lo hacen a su pesar, influenciados por la sociedad en la que vivimos, por lo que no hay consentimiento real". Bueno, hipotético lector, esa es una opinión muy interesante pero en este caso no me siento con la autoridad moral para decirle a nadie que sus elecciones sexuales no fueron libres. Por el momento estamos muy lejos de entender cuales son los factores determinantes en la elección de nuestra sexualidad por lo que suponer que algunos tienen una sexualidad libre y verdadera mientras que otros solo están siendo influenciados por la sociedad sin vivir su sexualidad libremente es un poco fascista.

¿Que pasa entonces con la cosificación? ¿Que pasa cuando dos personas se ponen de acuerdo en que una va a cosificar a la otra y ambas aceptan dicha interacción de forma voluntaria? 

Frente a esa pregunta, el mismo hipotético lector podría señalar que dicha interacción no sucede en un taper sino en el marco de una sociedad con valores y costumbres predeterminados. Y en este caso hay que darle la derecha. Más allá de que la cosificación que experimentan las trabajadoras del Fórmula 1 por ser Grid Girls sea consensuada (y en este sentido no ataque sus derechos de ninguna forma), esta cosificación sucede en el contexto de una sociedad machista. Y la cosificación que sufren las mujeres por ser mujeres no está consensuada. Sucede todos los días sin que nadie acuerde nada. El trabajo de Grid Girl puede ser consensuado pero las ramificaciones de ese hecho no lo están. Lo que para las trabajadoras del Formula I es un trabajo digno, para la sociedad no es simplemente un trabajo, también es otra práctica que reafirma la posición de la mujer como objeto para el goce masculino. Lo que nadie dice acá es que el trabajo que hacen las Grid Girls no está mal per se. Cosificar a alguien con su consentimiento es un hecho neutro, lo que pasa es que esa interacción es espejo de la sociedad: Reproduce los valores de la sociedad machista en la que existe. Cualquier relación entre dos personas solo es tan libre como la sociedad en la que sucede. Cuando la sociedad es machista, cualquier relación que ponga al hombre en una situación de poder por sobre la mujer será machista, por más de que dicha relación sea consensuada. Esto no significa que la relación sea machista per se, solo que no es independiente de la sociedad en la que sucede. El día en el que los valores del feminismo y el socialismo [1] se hayan instalado en la sociedad esa actividad aún podría existir y no debería ofender a nadie. Que un grupo se ponga de acuerdo en un standard de belleza y quiera que el personal que trabaja para él tenga esa característica es algo neutro [2]. Si el grupo está conformado por hombres en situación de poder y el personal está conformado por mujeres, entonces cualquier interacción entre ellos solo reproducirá la relación de poder que ya existe en la sociedad entre hombres y mujeres.

¿Que hacemos con las Grid Girl entonces? Eliminar su trabajo de cuajo es atacar el síntoma en vez de la enfermedad. Si esa es la política que queremos seguir, deberíamos prohibir cualquier actividad propensa a ser misógina y ahí dejamos sin trabajo a todas las mujeres del planeta. Más aún, al  prohibir estas prácticas estaríamos invisibilizando el problema de fondo que es el machismo. Esta es la solución políticamente correcta. Los trabajos como el de las Grid Girl no son machistas per se, solo lo son por que la sociedad lo es. Por esto, la otra solución, quizás más compleja y demandante, sería regular dichos trabajos e intentar generar políticas que deconstruyan el machismo desde adentro.

¿Y por qué metí al abolicionismo en el título? Bueno, porque básicamente es lo mismo. Y no, no estoy llamando putas a las trabajadoras de Fórmula 1, no se emocionen. Lo que estoy diciendo es que así como hace unas semanas se consideró que las Grid Girls tenían un trabajo denigrante por la cosificación sexual, el feminismo abolicionista considera de la misma forma a la prostitución. Lo que digo es que así como considero que las Grid Girls trabajaban en un ambiente machista (no por las características del trabajo en sí sino por la sociedad en la que estaba inmerso) creo lo mismo de la prostitución: es un trabajo denigrante y peligroso propenso a la explotación capitalista y la violencia de género porque sucede en una sociedad machista pero no es todo eso per se. Por lo tanto deberíamos pensar si el Estado está listo y tiene los recursos suficientes para regular la prostitución y garantizar la seguridad de las trabajadoras sexuales. Si este es el caso, entonces la solución políticamente incorrecta es legalizar la prostitución y regularla para deconstruir la misoginia desde adentro.

[1] Porque como dice Rosa Luxemburgo: "Quien es feminista y no socialista carece de estrategia; quien es socialista y no feminista carece de profundidad".

[2] Si esto te ofende pensalo de esta forma. Todos los empleadores discriminan a sus empleados de alguna forma. Algunos trabajos requieren que se sea inteligente, otros requieren destreza física. En el caso de un bar, por ejemplo, es un hecho que mozos y mozas bellos van a atraer más clientes. Y eso no está ni bien ni mal.


La Corrección Política en el Cine

Hace unos días fui a ver La forma del Agua. No me gustó especialmente (tampoco me pareció absolutamente mala) pero me sorprendió que es la candidata unánime a llevarse buena porción de los Oscars y que tiene a toda la crítica embobada. Esto me indigno profundamente, como siempre que salís del cine creyendo que todo el mundo debe opinar como vos y te encontrás con que o tenés muy mal gusto o no entendiste la peli. Podría intentar hablar de que lo único bueno de la película es la increíble estética y el uso de los tonos verdes/azules. Podría hablar de que la película es un collage de clichés del estilo “Monstruo bueno perseguido por la autoridad que se esconde con los protagonistas” y debería llamarse “E.T en tonos verdes”. Pero en vez de eso me parece mejor concentrarme en una de las cosas que más me indignaron: La corrección política.

En esta era donde Hollywood (y todo el mundo) se desespera por ser políticamente correcto y no ofender a nadie resulta muy aburrido cuando las películas se esfuerzan –muy alevosamente y de manera nada sutil- por enviar mensajes antirracistas, anti homofóbicos, feministas, etc. Por supuesto, no digo que estos mensajes estén mal pero… ¿es necesario que la película sobre monstruos incomprendidos dirigida por el latino gordo tenga de protagonistas a una discapacitada, una negra y un gay mientras que el malo es un hombre blanco de clase media que reúne todas las posibles características negativas del ser humano? Ya entendimos que discriminar está mal Hollywood, no hace falta que seas tan básico.

La corrección política está mal. ¿Saben porque? Porque después de ver esta película no reconocería a un tipo racista ni aunque me lo pusieran en la cara. ¿Y saben porque? Porque en la película el tipo racista ES EL MAL; ser racista no es solo una característica del personaje, es EL personaje. El tipo es absolutamente unidimensional. En la vida real, muy por el contrario, el tipo racista es más disimulado, tiene amigos, capaz que hasta te invita a un asado, solo que cada tanto dice “negro de mierda”. No quiere que eliminemos a los negros de la faz de la tierra, no es Hitler reencarnado, solo prefiere un doctor Argentino a uno Venezolano. Y todo esto está mal. Está muy mal. Pero es sutil; y hay que saber identificarlo en la gente que queremos. Porque verlo en el villano-misógino-racista-homofóbico-fascista-del-mal es facilísimo pero verlo en tu amigo de la primaria no tanto. Si tu amigo es super gamba ¿Cómo va a ser racista? Los racistas son todos nazis, garcas, sucios y feos… seguro. 

Mucho más difícil es detectar la discriminación en uno mismo. Nadie nunca podría identificarse con el pedazo de ente maligno que la película te muestra como villano. Ese villano está ahí para darnos seguridad, para limpiarnos la conciencia. En vez de servirnos para detectar la discriminación, la oculta. Porque los villanos de película no existen en la vida real así que apuntamos con el dedo a la pantalla con total tranquilidad. Porque nosotros no somos malos nivel Torturo-Y-Violo-Gente-Con-Una-Picana-Eléctrica así que todo bien, no podemos estar haciendo nada malo… ¿no? Sigamos con lo nuestro.

Un ejemplo muy distinto es, por ejemplo, Ron Weasley (Gracias Harry Potter por tanto) con los elfos domésticos, tremendo facho Ron… pero es sutil. El tipo desprecia a los elfos domésticos porque así se lo enseñó la sociedad, no porque sea malo. Y con un poco de esfuerzo e inteligencia aprende que estaba equivocado y al final se preocupa por ellos. Todos podemos ser Ron Weasley. Nadie quiere ser Dolores Umbridge.

El mismo problema sucede de manera inversa: después de ver esta película salís creyendo que todos los gays, negros y mujeres del planeta deben ser pura bondad… porque son de sectores oprimidos, claro… entonces no pueden ser malos, ¿no? No existe negro garca ni mujer jodida ni gay mal tipo sobre la faz de la tierra, obvio. Porque si en nuestra película el gay es malo entonces seguro somos unos homofóbicos así que por si las dudas lavemos a todos los personajes hasta que quede clarísimo que estamos en contra de todas las cosas malas y a favor de todas las cosas buenas. El problema, para mí, es el siguiente:

No sé si lo notaron pero en las películas los personajes que reúnen rasgos que no suelen ser discriminados (como ser blanco, de clase media, heterosexual) son solo personajes, libres de vivir cualquier trama. Representan características universales como “la bondad”, la “inteligencia”, “la maldad” o “la estupidez” de manera independiente a sus características étnicas, raciales, sexuales, etc. Nadie diría que la Forma del Agua es un ataque hacia la heterosexualidad solo porque el villano es heterosexual. Strickland es un villano de manera universal.

Por el contrario, los personajes que reúnen rasgos que suelen ser discriminados casi siempre están en representación de ese grupo. Con pocas grandes excepciones como Samuel L. Jackson haciendo de negro racista en Django y alguna que otra más, por lo general estos personajes están para decirnos como el director ve a dicho sector. Lamentablemente, en el cine de hoy la elección por default para un personaje es que sea blanco y heterosexual. Si el director elige que sea negro o que sea homosexual, suele ser con alguna intención. Y ahí está el problema. Al ver un personaje gay, incurrimos en un pequeño (pero no menor) acto de discriminación y nos preguntamos “¿Por qué habrá decidido el director que este personaje sea gay?”. Jamás nos preguntamos eso de los personajes heterosexuales. Tenemos tan presente la discriminación (tanto porque discriminamos como porque nos esforzamos por no hacerlo) que no podemos evitar hacernos esa pregunta.

La solución políticamente correcta

La solución políticamente correcta es solucionar el problema  decretando que no es un problema.  Esta frase del post anterior quedó r...