lunes, 26 de febrero de 2018

La Corrección Política en el Cine

Hace unos días fui a ver La forma del Agua. No me gustó especialmente (tampoco me pareció absolutamente mala) pero me sorprendió que es la candidata unánime a llevarse buena porción de los Oscars y que tiene a toda la crítica embobada. Esto me indigno profundamente, como siempre que salís del cine creyendo que todo el mundo debe opinar como vos y te encontrás con que o tenés muy mal gusto o no entendiste la peli. Podría intentar hablar de que lo único bueno de la película es la increíble estética y el uso de los tonos verdes/azules. Podría hablar de que la película es un collage de clichés del estilo “Monstruo bueno perseguido por la autoridad que se esconde con los protagonistas” y debería llamarse “E.T en tonos verdes”. Pero en vez de eso me parece mejor concentrarme en una de las cosas que más me indignaron: La corrección política.

En esta era donde Hollywood (y todo el mundo) se desespera por ser políticamente correcto y no ofender a nadie resulta muy aburrido cuando las películas se esfuerzan –muy alevosamente y de manera nada sutil- por enviar mensajes antirracistas, anti homofóbicos, feministas, etc. Por supuesto, no digo que estos mensajes estén mal pero… ¿es necesario que la película sobre monstruos incomprendidos dirigida por el latino gordo tenga de protagonistas a una discapacitada, una negra y un gay mientras que el malo es un hombre blanco de clase media que reúne todas las posibles características negativas del ser humano? Ya entendimos que discriminar está mal Hollywood, no hace falta que seas tan básico.

La corrección política está mal. ¿Saben porque? Porque después de ver esta película no reconocería a un tipo racista ni aunque me lo pusieran en la cara. ¿Y saben porque? Porque en la película el tipo racista ES EL MAL; ser racista no es solo una característica del personaje, es EL personaje. El tipo es absolutamente unidimensional. En la vida real, muy por el contrario, el tipo racista es más disimulado, tiene amigos, capaz que hasta te invita a un asado, solo que cada tanto dice “negro de mierda”. No quiere que eliminemos a los negros de la faz de la tierra, no es Hitler reencarnado, solo prefiere un doctor Argentino a uno Venezolano. Y todo esto está mal. Está muy mal. Pero es sutil; y hay que saber identificarlo en la gente que queremos. Porque verlo en el villano-misógino-racista-homofóbico-fascista-del-mal es facilísimo pero verlo en tu amigo de la primaria no tanto. Si tu amigo es super gamba ¿Cómo va a ser racista? Los racistas son todos nazis, garcas, sucios y feos… seguro. 

Mucho más difícil es detectar la discriminación en uno mismo. Nadie nunca podría identificarse con el pedazo de ente maligno que la película te muestra como villano. Ese villano está ahí para darnos seguridad, para limpiarnos la conciencia. En vez de servirnos para detectar la discriminación, la oculta. Porque los villanos de película no existen en la vida real así que apuntamos con el dedo a la pantalla con total tranquilidad. Porque nosotros no somos malos nivel Torturo-Y-Violo-Gente-Con-Una-Picana-Eléctrica así que todo bien, no podemos estar haciendo nada malo… ¿no? Sigamos con lo nuestro.

Un ejemplo muy distinto es, por ejemplo, Ron Weasley (Gracias Harry Potter por tanto) con los elfos domésticos, tremendo facho Ron… pero es sutil. El tipo desprecia a los elfos domésticos porque así se lo enseñó la sociedad, no porque sea malo. Y con un poco de esfuerzo e inteligencia aprende que estaba equivocado y al final se preocupa por ellos. Todos podemos ser Ron Weasley. Nadie quiere ser Dolores Umbridge.

El mismo problema sucede de manera inversa: después de ver esta película salís creyendo que todos los gays, negros y mujeres del planeta deben ser pura bondad… porque son de sectores oprimidos, claro… entonces no pueden ser malos, ¿no? No existe negro garca ni mujer jodida ni gay mal tipo sobre la faz de la tierra, obvio. Porque si en nuestra película el gay es malo entonces seguro somos unos homofóbicos así que por si las dudas lavemos a todos los personajes hasta que quede clarísimo que estamos en contra de todas las cosas malas y a favor de todas las cosas buenas. El problema, para mí, es el siguiente:

No sé si lo notaron pero en las películas los personajes que reúnen rasgos que no suelen ser discriminados (como ser blanco, de clase media, heterosexual) son solo personajes, libres de vivir cualquier trama. Representan características universales como “la bondad”, la “inteligencia”, “la maldad” o “la estupidez” de manera independiente a sus características étnicas, raciales, sexuales, etc. Nadie diría que la Forma del Agua es un ataque hacia la heterosexualidad solo porque el villano es heterosexual. Strickland es un villano de manera universal.

Por el contrario, los personajes que reúnen rasgos que suelen ser discriminados casi siempre están en representación de ese grupo. Con pocas grandes excepciones como Samuel L. Jackson haciendo de negro racista en Django y alguna que otra más, por lo general estos personajes están para decirnos como el director ve a dicho sector. Lamentablemente, en el cine de hoy la elección por default para un personaje es que sea blanco y heterosexual. Si el director elige que sea negro o que sea homosexual, suele ser con alguna intención. Y ahí está el problema. Al ver un personaje gay, incurrimos en un pequeño (pero no menor) acto de discriminación y nos preguntamos “¿Por qué habrá decidido el director que este personaje sea gay?”. Jamás nos preguntamos eso de los personajes heterosexuales. Tenemos tan presente la discriminación (tanto porque discriminamos como porque nos esforzamos por no hacerlo) que no podemos evitar hacernos esa pregunta.

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